"la historia de amor"
Me apuro en contarles NUESTRA historia de amor que ya lleva 50 años de casados y 3 más de conocernos.
PROLOGO
Yo llegué a Buenos Aires el 24 de marzo de 1956, procedente de Suiza, dónde viví por aproximadamente 3 años con parientes (primas) de parte de mi papá, pero oriunda de Israel, donde nací.
Cuando llegué a Buenos Aires casi no hablaba español, lo poco que aprendí en Basilea, Suiza, antes de partir, me sirvió para lo básico, cómo para no estar perdida del todo.
Tenía aquí una abuela paterna, un tío casado con 2 hijos. A ninguno de ellos los conocía antes y casi no había mantenido contacto personal con ellos, sino a través de estas primas. Una de ellas me acompañó en mi viaje en barco a Argentina. Esta trajo una carta de un conocido para su hermana en Buenos Aires. Quiero aclarar que pertenecemos a la colectividad judía, dónde en aquellos años la mayoría de los inmigrantes de Centroeuropa se conocían entre ellos.
Después de ubicar a esta persona estuvimos invitados en su casa y ella se ofreció contactarme con una chica de mi edad que también hablaba alemán.
HISTORIA
Así conocí a la primera chica de mi edad. Ella estaba de novia y nos conocimos en otra reunión en aquel departamento. Al fin de semana siguiente me invitó a salir con ellos. Invitaron a un joven, rubio que, claro, hablaba alemán, para que yo no esté sola con ellos. Yo vivía con mi abuela en La Paternal y mi amiga con su familia en Florida. Creo recordar que nos citamos en Belgrano. Vinieron ellos y el otro chico. La salida era para un local en Vicente López, Cascote, que hoy ya no existe. El recuerdo más vívido que tengo de esta primera noche es que terminó casi en un incidente con la policía. Íbamos riendo por la calle y pasó un motociclista de la policía que creyó que nos reíamos de él, porque hablábamos alemán. Les costó a mis acompañantes convencerlo de su error.
Desde esta noche comenzamos a salir mas asiduamente, Alfredo se llamaba, y aún se llama este joven. Él tenía una amiga pero de repente aparecí yo en el escenario – y lo deslumbré - .
Alfredo a mi también, pero yo estaba libre y mi situación personal muy diferente a la suya. Estaba sola, con una abuela acostumbrada a vivir sola hasta que llegué. Yo, joven, con inquietudes, sin habernos conocido antes y una diferencia de edad abismal. Nuestra relación fue muy difícil por lo que el haber conocido a Alfredo que era y es muy dulce me cautivó. Los padres de Alfredo tenían mucha curiosidad por conocerme. (Imagínense: año 1956, yo una joven israelí en Buenos Aires………… El estado de Israel se constituyó en 1948 y los israelíes no acostumbraban a viajar por el mundo cómo lo hacen hoy. Yo era una rareza, rubia, delgada, un poco bonita – me da vergüenza hablar de mí – e israelí, que era mi mayor atributo y atractivo). Una vez en una reunión a la cual asistimos jóvenes y mayores, sus padres me espiaron a ver quién era esta chica….. y dieron su OK.
Al poco tiempo me invitaron a su casa dónde conocí a sus padres, hermana, cuñado y sobrinita. Me acogieron con mucho calor humano y mucho cariño.
3 años estuvimos de novios cuando decidimos casarnos.
EPÍLOGO
El 29 de agosto 2009 festejamos nuestras bodas de oro. Tuvimos muchos altibajos durante estos años. Nos sucedieron cosas hermosas, cómo tener 3 hijos y 7 nietos, pero también traspiés y dolores que aún no están superados, pero seguimos juntos, queriéndonos, respetándonos – y a veces también discutiendo y no estando de acuerdo en algunas cosas cotidianas, generalmente, cómo les debe suceder a otros matrimonios.
Agradecemos a la vida el querernos después de tantos años, tener salud y haber podido llegar juntos al día de hoy. Por supuesto que rezamos a diario que estemos bendecidos por muchos años más.
Susana y Alfredo (Strauss)

"amor de telenovela"
IGUAL QUE UNA TELENOVELA, ASI COMENZO MI HISTORIA
SIEMPRE FUI UNA PERSONITA ENAMORADIZA, DESDE QUE TENGO USO DE RAZÓN, ME HE ENAMORADO Y MI ESPECIALIDAD: LOS AMORES NO CORRESPONDIDOS.
ME HE PASADO NOCHES ENTERAS LLORANDO POR AMORES POCO O NADA CORRESPONDIDOS. Y CUANDO POR CASUALIDAD U OBVIEDAD SE ACERCABAN A MI, PERDÍAN AUTOMÁTICAMENTE EL ENCANTO.
Y EN MI ADOLESCENCIA ESTO FORMABA PARTE DE TODA MI EXISTENCIA. AUN CONSERVO INFINIDAD DE CARTAS DE AMOR ETERNO A ESE HOMBRE IMAGINARIO QUE VENDRÍA A RESCATARME DE TANTA SOLEDAD, MI REAL PRÍNCIPE AZUL...
PASANDO LA NIÑEZ, TRANSCURRIDA LA ADOLESCENCIA, COMENZANDO LA PRECOZ ADULTEZ MI BÚSQUEDA POR AQUEL AMOR CONTINUABA EN MI
ME RESISTÍA A PENSAR QUE SOLO HABÍA SIDO PARTE DE UNA FANTASÍA, NO PODÍA HABER INVERTIDO TODO MI VIDA HASTA AHÍ EN UN SER IMAGINARIO.
YO SENTÍA SU PRESENCIA Y LO IBA A BUSCAR SIEMPRE,
SERÍA UNA OBSESIÓN?
SIN SABER COMO O PORQUE YO LO SENTÍA, LO OLIA, LO SABOREABA, LO ABSORBÍA.
EN ALGÚN PUNTO DE ESTE UNIVERSO EL ME ESTABA ESPERANDO...
TENÍA YA 22 AÑOS CUANDO DECIDÍ IRME A VIVIR SOLA (CON 2 AMIGAS) Y FUE ESE DÍA, UN DOMINGO DE DICIEMBRE QUE LOS ENCONTRÉ....
( EL DEPARTAMENTO IDEAL Y EL...... NO ME HABÍA EQUIVOCADO, EXISTÍA).
ERA UNA TARDE DE DOMINGO CALUROSA, TRISTE Y SOLITARIA COMO LA MAYORÍA DE MIS DOMINGOS. CUANDO SALÍ DE MI CASA EN BUSCA DE NADA Y ENCONTRÉ TODO.
RECUERDO: BAJE DEL COLECTIVO SIN INTENCIONES DE IR A NINGÚN LADO, CAMINE POR UNA CALLE EN LA QUE NUNCA HABÍA ANDADO, Y VI 6 DEPARTAMENTOS CON UN CARTEL DE ALQUILER (DUEÑO ALQUILA) ERA UNA CASUALIDAD, LO QUE YO Y MIS AMIGAS ESTÁBAMOS BUSCANDO Y EN ESE MOMENTO QUE ME ENCONTRABA TRATANDO DE MEMORIZAR EL NUMERO DE TEL. QUE FIGURABA EN EL CARTEL, LA PUERTA DE ENTRADA SE ABRIÓ BRUSCAMENTE Y EN ESE INSTANTE EL HOMBRE IMAGINARIO EL DE MIS SUEÑOS, EL QUE TANTO AMABA Y TANTO HABÍA ESPERADO, EL AMOR DE MI VIDA: SE ENCONTRABA FRENTE A MI, CON UNA MIRADA INFINITA NOS ABSORBIMOS HASTA EL ALMA Y TODO ESE VOLCÁN DE SENTIMIENTOS REVENTARON EN LA PUERTA DE AQUELLOS DEPARTAMENTOS....
JAMÁS NOS HABÍAMOS VISTO EN ESTA VIDA PERO NO HICIERON FALTA LAS PRESENTACIONES SI TODO MI SER LLEVABABA SU SELLO
YA NADA SERIA IGUAL NI EN SU VIDA NI EN LA MÍA, LA BÚSQUEDA HABÍA FINALIZADO, PERO LA LUCHA POR ESTAR JUNTOS RECIÉN HABÍA COMENZADO...
EL NO ESTABA SOLO...
¿SE HABÍA CONFORMADO?
¿SUS PASOS PERDIERON MIS HUELLAS?
¿SU AMOR ABSORBIÓ OTRO CUERPO SEDIENTO?
¿SU ANDAR SE HIZO MAS PESADO QUE EL MIO?
¿MI LLAMADO FUE MUDO?
TODOS ESOS INTERROGANTES SURGIERON EN UN SEGUNDO, FRENTE A FRENTE. TANTAS VECES HABÍA SOÑADO ESE MOMENTO!
PERO JAMAS, JAMAS EL DÍA MAS FELIZ DE MI VIDA HABÍA TENIDO ESE SABOR AMARGO. SIN MEDIAR PALABRA ME CORRÍ DEL CAMINO PARA DEJARLOS PASAR:
EL DE LA MANO DE OTRA...
(CONTINUARA...)
HOY A UN DÍA DEL 14 DE FEBRERO DEL 2010 EL ESTA CONMIGO, LLEVAMOS JUNTOS 11 AÑOS Y TENEMOS 1 HIJO: MÁXIMO GASTON QUE ES LA FRUTILLA DE NUESTRO POSTRE.
REALMENTE NUESTRA HISTORIA ES INTENSA, SUFRIDA Y FELIZ.
Y SI HAY ALGO EN ESTA VIDA DE LO QUE REALMENTE HE ESTADO CONVENCIDA ES DE QUE SU AMOR ERA PARA MI Y MI AMOR SOLO PARA EL.
NUNCA TE CONFORMES...
ACLARACIONES:
*DESDE ESE DIA COMPRENDI, QUE LAS CASUALIDADES NO EXISTEN, Y SI LAS CAUSALIDADES
*ALQUILAMOS CON MIS AMIGAS ESE DEPARTAMENTO, JUSTO ARRIBA DEL DE MI AMOR
*FUE UNA EXPERIENCIA APASIONANTE
*NOS VEIAMOS TODOS LOS DIAS A LA DISTANCIA
*NOS HABLAMOS POR PRIMERA VEZ LUEGO DE 5 MESES
*SALIMOS POR PRIMERA VEZ EL VIERNES 7 DE AGOSTO DEL AÑO 1998
*FUIMOS AMANTES UN TIEMPO MUY BREVE LUEGO SE SEPARO
*Y HOY ESE AMOR IMAGINARIO TIENE NOMBRE Y APELLIDO Y CADA NOCHE DUERME A MI LADO.
MYLENA

"amor incondicional"
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única, según José Luís Borges. Coincido plenamente con esto. Estar de acuerdo con su profundo significado es compartir que el amor va más allá del sexo, del tipo de relación o de convivir con alguien.
Amar es respetar. Se respeta a quien no se pide conducirse según nuestros deseos. A quien no se le limita ni intenta manejar. A quien se le deja ser libre y aún así se le considera único. Porque se admira y respeta a quien es único para nosotros.
En 1971 me casé y conviví con alguien durante veinte años. Ese alguien fue, es y será único, como lo son otros amores de mi vida.
Durante esos veinte años, tuvimos una fantástica hija a quien amamos profundamente. Durante esos veinte años crecimos humana y profesionalmente. Durante esos años nos fuimos admirando mutuamente. Ambos éramos únicos para el otro. Pero esto no impidió nuestro divorcio en 1990.
Hoy hace veinte años que estamos separados y continuamos admirándonos y siendo únicos uno para el otro.
Un día ella enfrentó una muy difícil situación. La llevaban remolcando su auto casi secuestrada hacia un lugar que desconocía. Tomó su celular y me llamo. Yo partí con mi auto a toda velocidad comunicado con ella. Llegué al lugar y la rescaté, dejando el auto y nos fuimos a la policía.
Años después, yo tuve que operarme de una hernia bilateral y estaba solo. Fue ella quien me acompañó durante la operación, me cocinó varios días y me ofreció su casa durante la convalecencia.
Ambos nos prometimos ante nuestra hija, que siempre, siempre que uno de nosotros lo necesite, el otro lo asistirá. Esto es válido por el resto de nuestras vidas y conocido por nuestras parejas.
Nuestra hija tiene hoy treinta y dos años. Nuestro amadísimo nieto dos años. Compartimos sus cumpleaños o la navidad (no la noche buena) ocasionalmente en mi casa o en la suya junto a nuestras nuevas parejas y nuestros hijos.
Todos nos respetamos y nos amamos. Creo que nos merecemos largamente festejar el día del amor, más que el día de los enamorados. El amor es por siempre, el enamoramiento no siempre lo es.
A esta altura, les ruego no confundir amor, con lujuria, con relaciones extrañas o libertinaje. Nada de eso está aquí.
Feliz día de los enamorados con el profundo deseo de que los enamoramientos, cimienten siempre en permanente amor hacia todas y cada una de esas únicas personas de nuestras vidas.
Carlos F.

"amor imposible"
Suena raro, pero es así. Cuando tenía 15 años conocí a un joven apuesto. Hace ya 37 años de ese momento, pero lo recuerdo como si fuera hoy: Apenas lo vi, quedé paralizada.
Estuve muy enamorada, y si bien estuvimos 1 año de novios, nos separamos, nos volvimos a encontrar al año y ahí nos separamos definitivamente. Pero yo sabía que había sido el gran amor de mi vida.
La vida nos llevó por caminos diferentes: él se casó, luego yo. Ambos formamos nuestras familias, pero yo jamás lo olvidé, es más, siempre soñé con volverlo a encontrar, tan sólo para decirle, o confesarle, que a pesar de todo, él había sido mi gran amor. No quería morir sin que él lo supiera, sólo nos encontramos al pasar 2 veces. Y por esas cosas del destino, nuestros caminos se juntaron, y tuve en mis manos su número de teléfono.
Yo sólo quería decirle lo que me había pasado, que quizás por muy joven nunca había podido decírselo, lo llamé y juro que temblaba, y ni que contar cuando escuché su voz!!!
Y le dije: “Yo sé que ha pasado mucho tiempo (35 años), y quizás no te acuerdes de mí pero quería saludarte.”
Y me contestó: “¿¿¿Negra sos vos???”
“Bueno, tal vez en algún momento nos podamos juntar a tomar un café. Mi deseo es poder hablar con vos antes de morirme”
Y me contestó: “Quizás ese deseo no sea solamente tuyo”.
QUIZÁS, YO TUVE EL CORAJE Y TAMBIÉN ME AYUDO LA OPORTUNIDAD: yo hacía tiempo que estaba separada, él no.
Y ahí quedó todo. Bueno… eso creía yo. Y tampoco esperaba nada más pero, al día siguiente, me llamó y me dijo si quería tomar algo, me dio media hora para cambiarme.
No sé como hice! Hacía más de 20 años que no lo veía, no sabía si lo reconocería, es más, salí con la cabeza mojada, cosa que nunca hago.
Cuando salí de mi casa había un auto en la puerta pero no sabía si era él, hasta que lo vi bien.
Estaba tan cambiado; los dos! El más canoso y gordo, pero cuando lo miré a los ojos volví a encontrarme con aquel joven que me enamoró, y pareció como si el tiempo no hubiera pasado… Esto no sólo me pasó a mí, sino que a él también.
Nuevamente por caminos diferentes, él casado y yo separada, pero mi sueño se había cumplido: le había dicho lo que durante tanto tiempo había guardado, Y PENSÉ QUE TODO QUEDABA AHI, pero no, fuimos amantes. Y fue un año de amor intenso, algo que nos superó a los dos, el gran amor, la asignatura pendiente, tal vez.
Nuevamente comprobé que fue y será el GRAN AMOR DE MI VIDA, pero casado, y decidí abrirme, era lo mejor para mí y para todos, nunca quise hacer daño a nadie.
Y por más doloroso que es no estar a su lado, yo sé que él me ama tanto como yo a él, pero imposible, UN GRAN AMOR IMPOSIBLE, que estará conmigo hasta que me muera.
Por eso, este 14 de Febrero solo podré festejar sola con mis recuerdos y en silencio, y sé que a él le pasará lo mismo, pero con la dicha inmensa de saber lo que es estar enamorada.
SUSANA P.

"Pizza y hola” – por Mariah De Santis
Uno creería que la historia que voy a contarles sólo es posible en las películas. Pero, como ya me había sucedido tantas otras veces, la vida se encargó de demostrarme que se nos ríe en la cara cuando quiere.
Todo empezó un domingo, como tantos otros en los que, luego de leer mis diarios matinales en algún café de la zona, había decidido almorzar una vez más en La Continental.
No soy de innovar y, al mismo tiempo, el hecho de repetir lugares y rutinas me da una tranquilizadora sensación de pertenencia.
Desde ya hace varios meses elijo La Continental del barrio de Las Cañitas. Tal vez sea porque el lugar poblado de potus colgantes, con una mesada para comer porciones al corte mientras se hojea un matutino, mesas donde se ven parejas conversando, grupos de amigas disputándose el turno para hablar, o haciéndolo una encima de otra, y familias enteras reuniéndose para celebrar algún acontecimiento, disparan en mi imaginación fantasías sobre las historias de la gente. O tal vez porque los olores, imágenes y colores que se entremezclan allí los domingos me traen reminiscencias de los muchos mediodías de mi niñez en los que mi abuela me llevaba a comer a algún bodegón del barrio de Barracas.
Ya era la segunda vez que el mozo venía a tomar mi pedido y yo todavía no había decidido qué iba a comer. Me debatía internamente entre pedir mi “Pizzaiola”[1] de costumbre o probar el plato del día.
Tenía toda mi concentración puesta en las letras del menú cuando, de pronto, oí un -¡Hola! -proveniente de una voz masculina y desconocida. Como no tenía la seguridad de que me hablara a mí y, para colmo de males, ese día no tenía el mejor de los humores, no respondí y seguí en lo mío.
-Hola -repitió la voz, y agregó luego un -¿Te molesto? -en un tono que navegaba entre la timidez y la audacia-. Hay pocas mesas y ninguno de los dos tiene compañía-. Sin muchas ganas levanté la mirada y la dirigí hacia la voz que me hablaba. El brillo de otra mirada increíblemente profunda se cruzó con la mía y me encandiló. Era la de un hombre alto y moreno, muy apuesto, probablemente de la misma edad que yo. Tenía el pelo prolijamente peinado. Vestía un pantalón oscuro, una camisa de pliegues bien planchados, y zapatos recién lustrados que completaban su lindo atuendo. Todo en él era impecable y denotaba que era una persona que cuidaba mucho de su aspecto. Me llamó la atención su apariencia, ya que no es común ver a alguien tan elegantemente vestido un domingo al mediodía, en especial en este lugar, donde la gente por lo general luce más informal. Sentí como si todo alrededor hubiera desaparecido y solamente existiéramos él y yo en ese instante. Mi pensamiento se nubló y no atiné siquiera a contestarle. Sin dudarlo, mi hasta allí desconocido interlocutor se sentó frente a mí.
-¿Pedimos una grande?- me dijo.
-Bueno, pero solamente si es “Pizzaiola. Es mi preferida- respondí.
-Creo que es una elección perfecta. Pizza-y-Hola, eso suena a un buen comienzo. Y a propósito, no esperás a nadie, no? Porque sería muy triste que esto se transformara rápidamente en un Pizza-y-Chau. Mejor me quedo muzzarella y espero que me respondas -agregó. Su humor tan fresco e inteligente hizo que me relajara y que desapareciera la tensión inicial.
-Eh... no, no espero a nadie -le dije, rogando internamente que María, que ya llevaba una hora retrasada, no viniera a despertarme de ese sueño. Su mirada, agradecida y complacida, le abrió paso a una tarde apacible de pizza, cerveza, risas e historias compartidas. Y bastaron apenas unas palabras para sentir que aquél encuentro le abría las puertas a un amor atrevido.
-Un amor atrevido -repetí para mí-. Justamente la clase de amor que estaba necesitando.
Y fue entonces cuando sentí una especie de revelación. Tenía la sensación de haber vivido toda mi vida de acuerdo con un libreto que alguien más había escrito para mí. Tal vez había sido una mezcla del deber ser, los mandatos familiares y los de la sociedad. Siempre había hecho lo correcto, lo que se esperaba de mí. Y mientras me ocupaba de cumplir con todo lo que se suponía debía hacer, era casi como si estuviera viendo una película, pero siempre del lado de la audiencia, nunca como protagonista. Ese instante en el que me desperté fue un antes y un después para mí. Puedo decir con certeza que mi vida empezó a tener sentido ese domingo. Todo lo anterior a ese momento se diluyó como un recuerdo borroso. Ese día rompí mi crisálida.
Por otro lado, yo salía de una relación conflictiva con casamiento frustrado al pie del altar, donde no llegué a dar el sí, y ese hombre se encontraba saliendo de otra, igualmente problemática. Me invadieron un montón de miedos que, por costumbre, ya formaban parte de mi ADN. Dicen que la mente es como un mono loco, y la mía no era la excepción. Me hice para mis adentros todo tipo de preguntas: -Así como se había sentado en mi mesa sin ningún tipo de empacho,
¿cuántas historias habría comenzado él de esa manera?
¿Era siempre así?
¿Era de los que buscan conquistar sin mirar a quién?
Ya tenía demasiados problemas como para embarcarme en una relación que me hiciera sufrir. Aunque en mi interior algo me decía que esta vez sería diferente, que esto era especial. Y no me equivoqué. La noche de ese domingo fue una noche que jamás olvidaré. Experimenté una pasión que estremeció todo mi cuerpo y mi mente. Una pasión que nunca antes había sentido. Y comprendí que eso era lo que siempre había anhelado.
Aunque teníamos casi la misma edad, él llevaba impresa en su actitud la experiencia de alguien que ha vivido la vida a pleno, con la libertad de presentarse ante el mundo sin ningún tipo de prejuicios ni reservas, sin importarle el qué dirán que yo tenía tan a flor de piel. Era una persona libre, confiada, autosuficiente y segura de sí misma. Todas esas cosas y muchas más, que luego fui descubriendo, fueron las que me enamoraron.
A esa noche le siguieron muchas otras de igual y mayor intensidad, y a esas noches sus respectivos días en los que, pasada la borrachera de la pasión, me atormentaba pensar qué pasaría con ese hombre, o que todo terminara por no poder yo soportar todas las presiones externas. Pero lo que me daba fuerzas para seguir era la certeza de que nunca antes había amado ni me habían amado tan profundamente.
Sé que las historias se suceden día tras día y noche tras noche en la ciudad. Sé que el amor une y libera a la vez, y que hay amores que no se comprenden. De hecho hay muchos amores que jamás comprendí. Sé que las grandes ciudades no logran ocultar los grandes infiernos y que muchos amores quedan hechos cenizas en los hornos de las opiniones de los otros, de esos otros que tal vez nunca sintieron verdadero amor.
Yo no descubrí a mi pareja, pero él me ayudó a que descubriera quién era yo realmente. Al desatar mi pasión, desató mi corazón. Es por eso que lo amo, aunque muchos no puedan entenderlo. Hoy nos une mucho más que esa arrebatada pasión del comienzo. Nos une la libertad de ser y de estar juntos, a pesar de todo.
Hay miradas, caricias, un acompañarnos en cada momento. Y de un modo que nunca creí posible y que nos funde en un estado sublime de total plenitud.
Otro mediodía de domingo y aquí me encuentro nuevamente en “La Continental”, y mientras espero junto a él que nos traigan nuestra Pizzaiola de costumbre, escribo nuestra historia de amor en las servilletas de papel de este lugar que cambiara mi vida para siempre, aquél otro domingo de Septiembre de 2009. Cuánto agradezco a María que nunca haya llegado a escuchar mis débiles y poco creíbles explicaciones de por qué la dejé plantada en al altar. En ese momento no tenía la respuesta. Hoy la sé, y fue Pablo quien me ayudó a descubrirla.
-¿Claudio, te sirvo una?- me pregunta.
-Que sean dos– contesto.
Al fin y al cabo, Pablo siempre me obliga a redoblar la apuesta.
-FIN-
Quiero agradecer a Carlos M. por sus grandiosas ideas y por acompañarme en la realización de esta historia hasta la madrugada, a Gaby Bruno, Fernando Hachard y Nancy Sevilla por sus valiosos aportes y al Chino Albertoni por su opinión de talentoso periodista y escritor.
[1] Variedad de pizza con tomate fresco, muzzarella, ajo, orégano y aceitunas verdes

"amor sin barreras"
“Cuando una sonrisa te salva de naufragio”
Todos me decían que el amor aparecería el día que menos lo esperara, pero un corazón romántico no entendía eso. Vivía de sueños incumplidos, noches vacías y suspiros al aire, sin destino ni dueño. Un día todo cambió. Decidí modificar mi rutina. Había recibido un e-mail que me invitaba a una fiesta de aniversario de una radio y me gustó la idea de salir a un evento para mí inusual. Terminé de trabajar a las diez de la noche. La fiesta empezaba a las once y media y era relativamente cerca, así que fui a comer algo para hacer tiempo y a la hora señalada me acerqué al lugar. No quería ser el primero pero sí tenía ansias de llegar y ubicarme tranquilo.
¡Para mi sorpresa, al entrar noté que efectivamente era uno de los primeros! Observé todo a mi alrededor y parecía bastante bueno. Me senté en unas butacas frente al escenario y miraba de vez en cuando el celu para que nadie se percatara de que estaba solo. ¡Tonto de mí!
De pronto, a mi derecha, cerquita, había alguien también. Por dentro pensé:-¡No soy el único! La gente poco a poco, empezó a aparecer y luego, en un abrir y cerrar de ojos se colmó el espacio de saludos, sonrisas y miradas.
Un organizador del evento se acercó para pedirme mi sitio, argumentando que estaba reservado. Me corrí hacia un lado, viendo pasar al resto de los invitados. Miré hacia mi costado y vi. a ese mismo chico que había fichado antes. Le ofrecí un poco de mi trago. Estaba bastante serio, pero aceptó. Le pregunté su nombre entre el barullo que empezaba a sonar en la fiesta y con una pequeña sonrisa me respondió: -Roli.
La verdad, me sorprendió. Empezamos a charlar y sentí algo me aproximaba más él. Luego empezaron a poner música y lo invité a bailar. Accedió con una sonrisa prometedora. ¡Bailamos sin parar! Admito que estaba cansado, pero me estaba divirtiendo. En un momento él se acercó de una forma tan sensual que no pude frenar esas ganas de besarlo. A mí la timidez me ganaba. Sin embargo, él me robó ese primer beso que me hizo sentir cosquilleos en la panza. Hacía mucho que no experimentaba eso...
¿Qué estaba pasando?
La música hizo que nos uniéramos más, con un abrazo tan hermoso que fue el sello de ese día. Diría que más que un abrazo fue una COMUNIÓN DE ALMAS. ¡No lo podía creer! Me estremeció y tuve la sensación, o la ilusión, de que mis heridas del pasado empezarían a cicatrizar.
Fuimos desayunar y compartimos teléfonos y pensamientos. Me era imposible dejar de mirarlo a los ojos, ¡no podía creer que fuera real!
Caminamos hacia Retiro. Lo acompañé hacia al andén y acordamos encontrarnos nuevamente otro día para seguir conociéndonos. ¡Así fue como eso sucedió al domingo siguiente! Al verlo, casi inmediatamente, le regalé un bocadito junto con la frase:”CUANDO UNA SONRISA TE SALVA DE UN NAUFRAGIO.”
Caminamos mucho, ¡de Retiro hasta Belgrano!, charlamos de nosotros, de nuestras vidas, nuestras familias, reímos y hasta hubo flores de mi parte para él, ya que me hacía sentir que iban a ser bien recibidas. ¡Y así fue!, casi emocionado me dio las gracias.
Continuamos con la relación, yendo al cine, al teatro, a museos y muchos momentos compartidos que consolidan nuestro vínculo.
La verdad hizo que podamos sentir la libertad de seguir estando JUNTOS. Un amor del bueno tengo en mi vida. Esas personas que son únicas y a quienes querés cuidar. Nuestras familias nos apoyan mucho y eso hace que podamos seguir proyectando. ¡NOS COMPROMETIMOS!
Creemos que lo importante es tener con quién compartir tu vida y fundamentalmente el sentirte correspondido. Me siento orgulloso porque tengo a mi lado al ser humano extraordinario que siempre soñé.
¡A todos les digo que el amor existe en mi vida! ¡Desde hace 16 meses lo siento en mi corazón!
Nosotros seguimos en el camino de la vida, que indudablemente es más sencilla cuando es compartida. Crecen las alegrías y disminuyen las tristezas.
TE REAMO RSP, y como te digo ACÁ ESTOY, A TU LADO, SIEMPRE, PORQUE HOY TU SONRISA ME INVITA A NAVEGAR CON VOS!!!
Javi, Capital Federal

"historias de ayer, de hoy y de siempre"
Hola mi nombre es Roberto Broinsky y quería compartir una historia de amor con ustedes, no es mi historia personal, ya que en la mía todo fue color de rosas y no salió para nada de lo esperado.
Esta es la Historia de Amor de mis Padres: Etelvina y Ricardo. Vale la pena remontarse a sus orígenes.
Etelvina nació en Colonia Hinojo, Provincia de Buenos Aires en 1916. Ricardo en la Ciudad de Buenos Aires en 1917. A los dieciséis años Etelvina quedo ciega por un accidente y desde ahí, comenzó una vida llena de dificultades, y acostumbramientos, de oscuridad, de limitaciones. Vivió varios años con su familia, pero cansada de no tener futuro decidió venirse a Buenos Aires, aventurarse a la gran ciudad, con todos los temores que ello significaba, no quería ser una carga para su familia. Así fue que una Señorita de aproximadamente treinta años se aventuro a triunfar en la vida, a no sentirse lástima. Muchos temores invadieron su mente, sobre todo que haría si fracasara. No pensaba en formar una familia porque en su condición sería muy difícil.
Consiguió trabajo en la biblioteca de ciegos y luego en el patronato de ciegos con dos trabajos aun se hacía tiempo para estudiar Sistema Braille y Musicografía (música en sistema Braille, llegando a ser Profesora)
Ricardo por su parte, hijo de inmigrantes, polaco y austriaca, trabajaba en la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires.Un buen día, allá por el año 1952 Ricardo vio a una Señorita que esperaba ser cruzada la calle Hipólito Yrigoyen a la altura de la calle Jujuy, que entonces era angosta, se acerco y le pregunto: “¿Desea que la cruce?“ A lo que Etelvina respondió afirmativamente.
Que día, señor, que día!!! Menos mal que existió ese día, sino no estaría yo contando esta historia de amor. Ricardo cruzó la calle a Etelvina y se retiró, pero ya no dejaría de esperarla a esa hora en ese lugar para cruzarla.
Varios días Ricardo fue al lugar infructuosamente, Etelvina no aparecía, no se bien por qué motivo, Etelvina por varios días no fue a trabajar. Ricardo seguía esperando en la esquina todos los días a la misma hora.
Hasta que por fin llegó el reencuentro… Etelvina volvió a esa esquina y Ricardo estuvo allí para cruzarla y no sólo eso. también le pidió que le permitiera acompañarla hasta la parada del colectivo en la Avenida Rivadavia y Pueyrredón! Y así fueron pasando los días y acompañándola, cruzándola.
La calle fue creciendo el amor inmenso que se tuvieron. No se si vos pensás como yo o no. Pero lo cierto es que cuando nos fijamos en una mujer, en principio el atractivo es físico, y esperamos encontrarnos con un combo completo. Es muy difícil que nos fijemos en una persona con discapacidad, ya que nos complicaría la vida. Yo aún se lo he dicho a mi madre que tal vez yo no me hubiera fijado en una mujer no vidente. Yo creo que eso es lo que hizo aun más grande para mí la figura de mi padre.
A los catorce meses del reencuentro se casaron, era el 14 de enero de 1954, y como fruto de ese amor al año y medio nací yo, el único hijo de esa unión. Fueron pasando los años y Ricardo se convirtió en los ojos de Etelvina, quien conocía sus rasgos y los míos a través de sus manos.
Fueron una pareja normal, con alegrías y tristezas, con altibajos, pero siempre para adelante, creciendo como pareja, necesitándose el uno al otro.
Y así pasaron los años, crecí, me recibí, me casé, les di nietos y disfrutaron una vida plena, hasta que en julio de 1991 Ricardo falleció. Y ahí pareció derrumbarse en mundo sobre mamá, pero estuve yo para apuntalarla y apoyarla.
Hoy Etelvina tiene 93 años, muchos achaques y muchos recuerdos, y muchas veces dice: ”Ay, Ricardo, cuánta falta me hacés!!!” A pesar que hace más de dieciocho años que falleció, ella lo sigue extrañando, y yo pienso que él la está esperando en una esquina del Cielo para volver a cruzarla……….

"la historia de amor"
C y C … una historia de amor.
Era verano de 1973 recién estrenado, un espléndido domingo de sol en que en la familia festejábamos los 9 años de Alejandro, el hijo mayor de mis primos Mary y Cacho, esos primos con los que compartí y aún comparto tantos momentos de mi vida y quienes, a partir de ese día sin saberlo, también se convertirían en la base, en los cimientos diría yo, de lo que hoy es mi vida.
Era cercano el mediodía cuando a la casa de mis primos llegó sorpresivamente Carlos, un compañero de trabajo de Cacho. Venía de jugar un partido de fútbol y recordando la fecha, pasó a saludar al cumpleañero. Recuerdo que yo estaba colaborando en poner la mesa para el almuerzo o una picada previa que estaba preparada. Nos presentaron y a mí, en privado y como al pasar, me hicieron algún comentario sobre él, entre ellos, que hacía unos meses había roto un prolongado noviazgo. Después no recuerdo más, salvo que al día siguiente, 24 de diciembre, Cacho me comentó que su compañero le había pedido mi número de teléfono. Pasaron algunos días y en la madrugada del 1º de enero, Carlos llamó a mi casa. Tuvimos una larga y amena charla, nos contamos de nuestras próximas vacaciones en que ambos iríamos a la playa, él a Miramar y yo a Mar del Plata, y acordamos en encontrarnos a nuestro regreso, si mal no recuerdo el 13 de enero.
A ese encuentro sucedieron otros, donde fuimos conociéndonos casi diría “tranquilamente”.
Por entonces yo tenía 23 años y ningún apuro en iniciar un noviazgo. Me sentía bien como estaba hasta ese momento: trabajaba, salía con amigas, a veces íbamos a bailar, conocía chicos con uno de los cuales tuve un enamoramiento que para mi tierno corazón de entonces, significó lágrimas y tristeza cuando todo terminó.
Yo no imaginaba lo que sucedería en mi vida al conocer a Carlos. Encontré en él a una persona madura, responsable, bien ubicada en todo sentido, con agradables e inteligentes pizcas de buen humor que lo diferenciaban de los chicos con los que hasta ese momento había tratado. Su personalidad comenzó a atraerme cada vez más permitiéndome descubrir al Hombre con todas las letras que es y fue así que casi sin darme cuenta me enamoré de él.
El 16 de febrero iniciamos nuestro noviazgo que duró l año, 10 meses y 10 días, al cabo del cual nos casamos hace ya 34 años.
La vida, como a todos, nos presentó y presenta diversas situaciones, tuvimos nuestras crisis, nuestros encuentros y desencuentros, nuestros enojos, discusiones, terapias pero también nuestros buenos momentos y alegrías y la inmensa felicidad de formar la familia que habíamos planeado, con nuestros hijos Gabriela y Pablo y hoy ampliada con Sofía y Micaela, nuestras dos hermosas nietas mellizas.
Quizás esta historia de amor relatada así, pueda parecer muy sencilla y común pero para mí, significa un proyecto de vida que me hace feliz si hago un balance de lo vivido hasta ahora, un proyecto que me convirtió en mujer, en madre, en esposa que hoy agradece infinitamente a Dios por todo lo recibido a partir de conocer a Carlos, el hombre al que amo, el que todavía me enternece y me estremece, el que con su amor me hace sentir acompañada en todo momento y circunstancias, sobretodo en la ardua tarea de llevar adelante un matrimonio que tantas cosas nos dió a lo largo de estos años haciéndonos crecer como pareja.
Con esta breve historia quiero homenajear al Amor, ese sentimiento tan noble que de pronto llega a nuestra vida de diferentes maneras, a través de diversos seres (padres, hermanos, amigos, novios, esposos, hijos) y que siempre nos ocupa el corazón haciéndolo latir con fuerza y dándonos una razón valedera para vivir.

"la historia de amor"
Me llamo Sandra, tengo 45 años, y mi historia con Claudio podría tranquilamente formar parte de una novela, cuya historia aún continúa, pero que más de uno diría: pasa eso porque es una novela, ja.ja.
Hace 11 años, yo casada, con 3 hijas, él en convivencia, con una hija de un anterior matrimonio, con nuestras respectivas parejas al borde de un final preanunciado, nos conocimos en un bar de teatro dónde concurrían nuestras respectivas hijas en ese momento. Me pidió que le cuide un maletín mientras él iba al baño, excusa perfecta y obvia para empezar a hablar, y cuando volvió, mi hija menor se lo tiró al piso y se desparramaron todos sus papeles. Así comenzó nuestra historia. Durante ese año, tomamos cafecitos y más cafecitos en ese bar de teatro, sabiendo que nos moríamos uno por el otro, pero sin definir nuestras vidas en lo personal. Pasó más de un año, y no volvimos a vernos, por pedido mío, ya que esa situación ya me estaba perturbando y no lográbamos estar juntos. Obviamente nadie estaba enterado de esto, salvo nosotros dos. Fue muy duro, pero así fue.
Cada tanto él me llamaba para ver cómo estaba, o mejor dicho, para ver si ya estaba sola.
Pasaron 7 años de aquella separación, y de repente, recibo un mensaje de voz en mi celular que decía: soy Claudio, llamáme, y me dejaba el número. Mi situación ya era otra. Había comenzado mis trámites de divorcio, mi marido aún vivía en mi casa, pero ya estaba todo cerrado.
Tomé fuerzas y lo llamé, y luego de 7 años escucho del otro lado: ya estoy solo, y te sigo esperando. Arreglamos para tomar un café y desde ese día no volvimos a separarnos.
Luego de muchas idas y vueltas, hoy hace casi 4 años que estamos juntos, y casi 3 que convivimos junto a mis 3 hijas y su hija viene los fines de semana(4 adolescentes!!!!!).
Puedo contarles que soy feliz, que estoy profundamente enamorada, y que las novelas no pueden superar las verdaderas historias de amor.
Este es un homenaje a vos amor, que gracias a tu lucha y perseverancia, hoy estamos juntos.
Te amo con toda mi alma.
Me apuro en contarles NUESTRA historia de amor que ya lleva 50 años de casados y 3 más de conocernos.
PROLOGO
Yo llegué a Buenos Aires el 24 de marzo de 1956, procedente de Suiza, dónde viví por aproximadamente 3 años con parientes (primas) de parte de mi papá, pero oriunda de Israel, donde nací.
Cuando llegué a Buenos Aires casi no hablaba español, lo poco que aprendí en Basilea, Suiza, antes de partir, me sirvió para lo básico, cómo para no estar perdida del todo.
Tenía aquí una abuela paterna, un tío casado con 2 hijos. A ninguno de ellos los conocía antes y casi no había mantenido contacto personal con ellos, sino a través de estas primas. Una de ellas me acompañó en mi viaje en barco a Argentina. Esta trajo una carta de un conocido para su hermana en Buenos Aires. Quiero aclarar que pertenecemos a la colectividad judía, dónde en aquellos años la mayoría de los inmigrantes de Centroeuropa se conocían entre ellos.
Después de ubicar a esta persona estuvimos invitados en su casa y ella se ofreció contactarme con una chica de mi edad que también hablaba alemán.
HISTORIA
Así conocí a la primera chica de mi edad. Ella estaba de novia y nos conocimos en otra reunión en aquel departamento. Al fin de semana siguiente me invitó a salir con ellos. Invitaron a un joven, rubio que, claro, hablaba alemán, para que yo no esté sola con ellos. Yo vivía con mi abuela en La Paternal y mi amiga con su familia en Florida. Creo recordar que nos citamos en Belgrano. Vinieron ellos y el otro chico. La salida era para un local en Vicente López, Cascote, que hoy ya no existe. El recuerdo más vívido que tengo de esta primera noche es que terminó casi en un incidente con la policía. Íbamos riendo por la calle y pasó un motociclista de la policía que creyó que nos reíamos de él, porque hablábamos alemán. Les costó a mis acompañantes convencerlo de su error.
Desde esta noche comenzamos a salir mas asiduamente, Alfredo se llamaba, y aún se llama este joven. Él tenía una amiga pero de repente aparecí yo en el escenario – y lo deslumbré - .
Alfredo a mi también, pero yo estaba libre y mi situación personal muy diferente a la suya. Estaba sola, con una abuela acostumbrada a vivir sola hasta que llegué. Yo, joven, con inquietudes, sin habernos conocido antes y una diferencia de edad abismal. Nuestra relación fue muy difícil por lo que el haber conocido a Alfredo que era y es muy dulce me cautivó. Los padres de Alfredo tenían mucha curiosidad por conocerme. (Imagínense: año 1956, yo una joven israelí en Buenos Aires………… El estado de Israel se constituyó en 1948 y los israelíes no acostumbraban a viajar por el mundo cómo lo hacen hoy. Yo era una rareza, rubia, delgada, un poco bonita – me da vergüenza hablar de mí – e israelí, que era mi mayor atributo y atractivo). Una vez en una reunión a la cual asistimos jóvenes y mayores, sus padres me espiaron a ver quién era esta chica….. y dieron su OK.
Al poco tiempo me invitaron a su casa dónde conocí a sus padres, hermana, cuñado y sobrinita. Me acogieron con mucho calor humano y mucho cariño.
3 años estuvimos de novios cuando decidimos casarnos.
EPÍLOGO
El 29 de agosto 2009 festejamos nuestras bodas de oro. Tuvimos muchos altibajos durante estos años. Nos sucedieron cosas hermosas, cómo tener 3 hijos y 7 nietos, pero también traspiés y dolores que aún no están superados, pero seguimos juntos, queriéndonos, respetándonos – y a veces también discutiendo y no estando de acuerdo en algunas cosas cotidianas, generalmente, cómo les debe suceder a otros matrimonios.
Agradecemos a la vida el querernos después de tantos años, tener salud y haber podido llegar juntos al día de hoy. Por supuesto que rezamos a diario que estemos bendecidos por muchos años más.
Susana y Alfredo (Strauss)

"amor de telenovela"
IGUAL QUE UNA TELENOVELA, ASI COMENZO MI HISTORIA
SIEMPRE FUI UNA PERSONITA ENAMORADIZA, DESDE QUE TENGO USO DE RAZÓN, ME HE ENAMORADO Y MI ESPECIALIDAD: LOS AMORES NO CORRESPONDIDOS.
ME HE PASADO NOCHES ENTERAS LLORANDO POR AMORES POCO O NADA CORRESPONDIDOS. Y CUANDO POR CASUALIDAD U OBVIEDAD SE ACERCABAN A MI, PERDÍAN AUTOMÁTICAMENTE EL ENCANTO.
Y EN MI ADOLESCENCIA ESTO FORMABA PARTE DE TODA MI EXISTENCIA. AUN CONSERVO INFINIDAD DE CARTAS DE AMOR ETERNO A ESE HOMBRE IMAGINARIO QUE VENDRÍA A RESCATARME DE TANTA SOLEDAD, MI REAL PRÍNCIPE AZUL...
PASANDO LA NIÑEZ, TRANSCURRIDA LA ADOLESCENCIA, COMENZANDO LA PRECOZ ADULTEZ MI BÚSQUEDA POR AQUEL AMOR CONTINUABA EN MI
ME RESISTÍA A PENSAR QUE SOLO HABÍA SIDO PARTE DE UNA FANTASÍA, NO PODÍA HABER INVERTIDO TODO MI VIDA HASTA AHÍ EN UN SER IMAGINARIO.
YO SENTÍA SU PRESENCIA Y LO IBA A BUSCAR SIEMPRE,
SERÍA UNA OBSESIÓN?
SIN SABER COMO O PORQUE YO LO SENTÍA, LO OLIA, LO SABOREABA, LO ABSORBÍA.
EN ALGÚN PUNTO DE ESTE UNIVERSO EL ME ESTABA ESPERANDO...
TENÍA YA 22 AÑOS CUANDO DECIDÍ IRME A VIVIR SOLA (CON 2 AMIGAS) Y FUE ESE DÍA, UN DOMINGO DE DICIEMBRE QUE LOS ENCONTRÉ....
( EL DEPARTAMENTO IDEAL Y EL...... NO ME HABÍA EQUIVOCADO, EXISTÍA).
ERA UNA TARDE DE DOMINGO CALUROSA, TRISTE Y SOLITARIA COMO LA MAYORÍA DE MIS DOMINGOS. CUANDO SALÍ DE MI CASA EN BUSCA DE NADA Y ENCONTRÉ TODO.
RECUERDO: BAJE DEL COLECTIVO SIN INTENCIONES DE IR A NINGÚN LADO, CAMINE POR UNA CALLE EN LA QUE NUNCA HABÍA ANDADO, Y VI 6 DEPARTAMENTOS CON UN CARTEL DE ALQUILER (DUEÑO ALQUILA) ERA UNA CASUALIDAD, LO QUE YO Y MIS AMIGAS ESTÁBAMOS BUSCANDO Y EN ESE MOMENTO QUE ME ENCONTRABA TRATANDO DE MEMORIZAR EL NUMERO DE TEL. QUE FIGURABA EN EL CARTEL, LA PUERTA DE ENTRADA SE ABRIÓ BRUSCAMENTE Y EN ESE INSTANTE EL HOMBRE IMAGINARIO EL DE MIS SUEÑOS, EL QUE TANTO AMABA Y TANTO HABÍA ESPERADO, EL AMOR DE MI VIDA: SE ENCONTRABA FRENTE A MI, CON UNA MIRADA INFINITA NOS ABSORBIMOS HASTA EL ALMA Y TODO ESE VOLCÁN DE SENTIMIENTOS REVENTARON EN LA PUERTA DE AQUELLOS DEPARTAMENTOS....
JAMÁS NOS HABÍAMOS VISTO EN ESTA VIDA PERO NO HICIERON FALTA LAS PRESENTACIONES SI TODO MI SER LLEVABABA SU SELLO
YA NADA SERIA IGUAL NI EN SU VIDA NI EN LA MÍA, LA BÚSQUEDA HABÍA FINALIZADO, PERO LA LUCHA POR ESTAR JUNTOS RECIÉN HABÍA COMENZADO...
EL NO ESTABA SOLO...
¿SE HABÍA CONFORMADO?
¿SUS PASOS PERDIERON MIS HUELLAS?
¿SU AMOR ABSORBIÓ OTRO CUERPO SEDIENTO?
¿SU ANDAR SE HIZO MAS PESADO QUE EL MIO?
¿MI LLAMADO FUE MUDO?
TODOS ESOS INTERROGANTES SURGIERON EN UN SEGUNDO, FRENTE A FRENTE. TANTAS VECES HABÍA SOÑADO ESE MOMENTO!
PERO JAMAS, JAMAS EL DÍA MAS FELIZ DE MI VIDA HABÍA TENIDO ESE SABOR AMARGO. SIN MEDIAR PALABRA ME CORRÍ DEL CAMINO PARA DEJARLOS PASAR:
EL DE LA MANO DE OTRA...
(CONTINUARA...)
HOY A UN DÍA DEL 14 DE FEBRERO DEL 2010 EL ESTA CONMIGO, LLEVAMOS JUNTOS 11 AÑOS Y TENEMOS 1 HIJO: MÁXIMO GASTON QUE ES LA FRUTILLA DE NUESTRO POSTRE.
REALMENTE NUESTRA HISTORIA ES INTENSA, SUFRIDA Y FELIZ.
Y SI HAY ALGO EN ESTA VIDA DE LO QUE REALMENTE HE ESTADO CONVENCIDA ES DE QUE SU AMOR ERA PARA MI Y MI AMOR SOLO PARA EL.
NUNCA TE CONFORMES...
ACLARACIONES:
*DESDE ESE DIA COMPRENDI, QUE LAS CASUALIDADES NO EXISTEN, Y SI LAS CAUSALIDADES
*ALQUILAMOS CON MIS AMIGAS ESE DEPARTAMENTO, JUSTO ARRIBA DEL DE MI AMOR
*FUE UNA EXPERIENCIA APASIONANTE
*NOS VEIAMOS TODOS LOS DIAS A LA DISTANCIA
*NOS HABLAMOS POR PRIMERA VEZ LUEGO DE 5 MESES
*SALIMOS POR PRIMERA VEZ EL VIERNES 7 DE AGOSTO DEL AÑO 1998
*FUIMOS AMANTES UN TIEMPO MUY BREVE LUEGO SE SEPARO
*Y HOY ESE AMOR IMAGINARIO TIENE NOMBRE Y APELLIDO Y CADA NOCHE DUERME A MI LADO.
MYLENA

"amor incondicional"
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única, según José Luís Borges. Coincido plenamente con esto. Estar de acuerdo con su profundo significado es compartir que el amor va más allá del sexo, del tipo de relación o de convivir con alguien.
Amar es respetar. Se respeta a quien no se pide conducirse según nuestros deseos. A quien no se le limita ni intenta manejar. A quien se le deja ser libre y aún así se le considera único. Porque se admira y respeta a quien es único para nosotros.
En 1971 me casé y conviví con alguien durante veinte años. Ese alguien fue, es y será único, como lo son otros amores de mi vida.
Durante esos veinte años, tuvimos una fantástica hija a quien amamos profundamente. Durante esos veinte años crecimos humana y profesionalmente. Durante esos años nos fuimos admirando mutuamente. Ambos éramos únicos para el otro. Pero esto no impidió nuestro divorcio en 1990.
Hoy hace veinte años que estamos separados y continuamos admirándonos y siendo únicos uno para el otro.
Un día ella enfrentó una muy difícil situación. La llevaban remolcando su auto casi secuestrada hacia un lugar que desconocía. Tomó su celular y me llamo. Yo partí con mi auto a toda velocidad comunicado con ella. Llegué al lugar y la rescaté, dejando el auto y nos fuimos a la policía.
Años después, yo tuve que operarme de una hernia bilateral y estaba solo. Fue ella quien me acompañó durante la operación, me cocinó varios días y me ofreció su casa durante la convalecencia.
Ambos nos prometimos ante nuestra hija, que siempre, siempre que uno de nosotros lo necesite, el otro lo asistirá. Esto es válido por el resto de nuestras vidas y conocido por nuestras parejas.
Nuestra hija tiene hoy treinta y dos años. Nuestro amadísimo nieto dos años. Compartimos sus cumpleaños o la navidad (no la noche buena) ocasionalmente en mi casa o en la suya junto a nuestras nuevas parejas y nuestros hijos.
Todos nos respetamos y nos amamos. Creo que nos merecemos largamente festejar el día del amor, más que el día de los enamorados. El amor es por siempre, el enamoramiento no siempre lo es.
A esta altura, les ruego no confundir amor, con lujuria, con relaciones extrañas o libertinaje. Nada de eso está aquí.
Feliz día de los enamorados con el profundo deseo de que los enamoramientos, cimienten siempre en permanente amor hacia todas y cada una de esas únicas personas de nuestras vidas.
Carlos F.

"amor imposible"
Suena raro, pero es así. Cuando tenía 15 años conocí a un joven apuesto. Hace ya 37 años de ese momento, pero lo recuerdo como si fuera hoy: Apenas lo vi, quedé paralizada.
Estuve muy enamorada, y si bien estuvimos 1 año de novios, nos separamos, nos volvimos a encontrar al año y ahí nos separamos definitivamente. Pero yo sabía que había sido el gran amor de mi vida.
La vida nos llevó por caminos diferentes: él se casó, luego yo. Ambos formamos nuestras familias, pero yo jamás lo olvidé, es más, siempre soñé con volverlo a encontrar, tan sólo para decirle, o confesarle, que a pesar de todo, él había sido mi gran amor. No quería morir sin que él lo supiera, sólo nos encontramos al pasar 2 veces. Y por esas cosas del destino, nuestros caminos se juntaron, y tuve en mis manos su número de teléfono.
Yo sólo quería decirle lo que me había pasado, que quizás por muy joven nunca había podido decírselo, lo llamé y juro que temblaba, y ni que contar cuando escuché su voz!!!
Y le dije: “Yo sé que ha pasado mucho tiempo (35 años), y quizás no te acuerdes de mí pero quería saludarte.”
Y me contestó: “¿¿¿Negra sos vos???”
“Bueno, tal vez en algún momento nos podamos juntar a tomar un café. Mi deseo es poder hablar con vos antes de morirme”
Y me contestó: “Quizás ese deseo no sea solamente tuyo”.
QUIZÁS, YO TUVE EL CORAJE Y TAMBIÉN ME AYUDO LA OPORTUNIDAD: yo hacía tiempo que estaba separada, él no.
Y ahí quedó todo. Bueno… eso creía yo. Y tampoco esperaba nada más pero, al día siguiente, me llamó y me dijo si quería tomar algo, me dio media hora para cambiarme.
No sé como hice! Hacía más de 20 años que no lo veía, no sabía si lo reconocería, es más, salí con la cabeza mojada, cosa que nunca hago.
Cuando salí de mi casa había un auto en la puerta pero no sabía si era él, hasta que lo vi bien.
Estaba tan cambiado; los dos! El más canoso y gordo, pero cuando lo miré a los ojos volví a encontrarme con aquel joven que me enamoró, y pareció como si el tiempo no hubiera pasado… Esto no sólo me pasó a mí, sino que a él también.
Nuevamente por caminos diferentes, él casado y yo separada, pero mi sueño se había cumplido: le había dicho lo que durante tanto tiempo había guardado, Y PENSÉ QUE TODO QUEDABA AHI, pero no, fuimos amantes. Y fue un año de amor intenso, algo que nos superó a los dos, el gran amor, la asignatura pendiente, tal vez.
Nuevamente comprobé que fue y será el GRAN AMOR DE MI VIDA, pero casado, y decidí abrirme, era lo mejor para mí y para todos, nunca quise hacer daño a nadie.
Y por más doloroso que es no estar a su lado, yo sé que él me ama tanto como yo a él, pero imposible, UN GRAN AMOR IMPOSIBLE, que estará conmigo hasta que me muera.
Por eso, este 14 de Febrero solo podré festejar sola con mis recuerdos y en silencio, y sé que a él le pasará lo mismo, pero con la dicha inmensa de saber lo que es estar enamorada.
SUSANA P.

"Pizza y hola” – por Mariah De Santis
Uno creería que la historia que voy a contarles sólo es posible en las películas. Pero, como ya me había sucedido tantas otras veces, la vida se encargó de demostrarme que se nos ríe en la cara cuando quiere.
Todo empezó un domingo, como tantos otros en los que, luego de leer mis diarios matinales en algún café de la zona, había decidido almorzar una vez más en La Continental.
No soy de innovar y, al mismo tiempo, el hecho de repetir lugares y rutinas me da una tranquilizadora sensación de pertenencia.
Desde ya hace varios meses elijo La Continental del barrio de Las Cañitas. Tal vez sea porque el lugar poblado de potus colgantes, con una mesada para comer porciones al corte mientras se hojea un matutino, mesas donde se ven parejas conversando, grupos de amigas disputándose el turno para hablar, o haciéndolo una encima de otra, y familias enteras reuniéndose para celebrar algún acontecimiento, disparan en mi imaginación fantasías sobre las historias de la gente. O tal vez porque los olores, imágenes y colores que se entremezclan allí los domingos me traen reminiscencias de los muchos mediodías de mi niñez en los que mi abuela me llevaba a comer a algún bodegón del barrio de Barracas.
Ya era la segunda vez que el mozo venía a tomar mi pedido y yo todavía no había decidido qué iba a comer. Me debatía internamente entre pedir mi “Pizzaiola”[1] de costumbre o probar el plato del día.
Tenía toda mi concentración puesta en las letras del menú cuando, de pronto, oí un -¡Hola! -proveniente de una voz masculina y desconocida. Como no tenía la seguridad de que me hablara a mí y, para colmo de males, ese día no tenía el mejor de los humores, no respondí y seguí en lo mío.
-Hola -repitió la voz, y agregó luego un -¿Te molesto? -en un tono que navegaba entre la timidez y la audacia-. Hay pocas mesas y ninguno de los dos tiene compañía-. Sin muchas ganas levanté la mirada y la dirigí hacia la voz que me hablaba. El brillo de otra mirada increíblemente profunda se cruzó con la mía y me encandiló. Era la de un hombre alto y moreno, muy apuesto, probablemente de la misma edad que yo. Tenía el pelo prolijamente peinado. Vestía un pantalón oscuro, una camisa de pliegues bien planchados, y zapatos recién lustrados que completaban su lindo atuendo. Todo en él era impecable y denotaba que era una persona que cuidaba mucho de su aspecto. Me llamó la atención su apariencia, ya que no es común ver a alguien tan elegantemente vestido un domingo al mediodía, en especial en este lugar, donde la gente por lo general luce más informal. Sentí como si todo alrededor hubiera desaparecido y solamente existiéramos él y yo en ese instante. Mi pensamiento se nubló y no atiné siquiera a contestarle. Sin dudarlo, mi hasta allí desconocido interlocutor se sentó frente a mí.
-¿Pedimos una grande?- me dijo.
-Bueno, pero solamente si es “Pizzaiola. Es mi preferida- respondí.
-Creo que es una elección perfecta. Pizza-y-Hola, eso suena a un buen comienzo. Y a propósito, no esperás a nadie, no? Porque sería muy triste que esto se transformara rápidamente en un Pizza-y-Chau. Mejor me quedo muzzarella y espero que me respondas -agregó. Su humor tan fresco e inteligente hizo que me relajara y que desapareciera la tensión inicial.
-Eh... no, no espero a nadie -le dije, rogando internamente que María, que ya llevaba una hora retrasada, no viniera a despertarme de ese sueño. Su mirada, agradecida y complacida, le abrió paso a una tarde apacible de pizza, cerveza, risas e historias compartidas. Y bastaron apenas unas palabras para sentir que aquél encuentro le abría las puertas a un amor atrevido.
-Un amor atrevido -repetí para mí-. Justamente la clase de amor que estaba necesitando.
Y fue entonces cuando sentí una especie de revelación. Tenía la sensación de haber vivido toda mi vida de acuerdo con un libreto que alguien más había escrito para mí. Tal vez había sido una mezcla del deber ser, los mandatos familiares y los de la sociedad. Siempre había hecho lo correcto, lo que se esperaba de mí. Y mientras me ocupaba de cumplir con todo lo que se suponía debía hacer, era casi como si estuviera viendo una película, pero siempre del lado de la audiencia, nunca como protagonista. Ese instante en el que me desperté fue un antes y un después para mí. Puedo decir con certeza que mi vida empezó a tener sentido ese domingo. Todo lo anterior a ese momento se diluyó como un recuerdo borroso. Ese día rompí mi crisálida.
Por otro lado, yo salía de una relación conflictiva con casamiento frustrado al pie del altar, donde no llegué a dar el sí, y ese hombre se encontraba saliendo de otra, igualmente problemática. Me invadieron un montón de miedos que, por costumbre, ya formaban parte de mi ADN. Dicen que la mente es como un mono loco, y la mía no era la excepción. Me hice para mis adentros todo tipo de preguntas: -Así como se había sentado en mi mesa sin ningún tipo de empacho,
¿cuántas historias habría comenzado él de esa manera?
¿Era siempre así?
¿Era de los que buscan conquistar sin mirar a quién?
Ya tenía demasiados problemas como para embarcarme en una relación que me hiciera sufrir. Aunque en mi interior algo me decía que esta vez sería diferente, que esto era especial. Y no me equivoqué. La noche de ese domingo fue una noche que jamás olvidaré. Experimenté una pasión que estremeció todo mi cuerpo y mi mente. Una pasión que nunca antes había sentido. Y comprendí que eso era lo que siempre había anhelado.
Aunque teníamos casi la misma edad, él llevaba impresa en su actitud la experiencia de alguien que ha vivido la vida a pleno, con la libertad de presentarse ante el mundo sin ningún tipo de prejuicios ni reservas, sin importarle el qué dirán que yo tenía tan a flor de piel. Era una persona libre, confiada, autosuficiente y segura de sí misma. Todas esas cosas y muchas más, que luego fui descubriendo, fueron las que me enamoraron.
A esa noche le siguieron muchas otras de igual y mayor intensidad, y a esas noches sus respectivos días en los que, pasada la borrachera de la pasión, me atormentaba pensar qué pasaría con ese hombre, o que todo terminara por no poder yo soportar todas las presiones externas. Pero lo que me daba fuerzas para seguir era la certeza de que nunca antes había amado ni me habían amado tan profundamente.
Sé que las historias se suceden día tras día y noche tras noche en la ciudad. Sé que el amor une y libera a la vez, y que hay amores que no se comprenden. De hecho hay muchos amores que jamás comprendí. Sé que las grandes ciudades no logran ocultar los grandes infiernos y que muchos amores quedan hechos cenizas en los hornos de las opiniones de los otros, de esos otros que tal vez nunca sintieron verdadero amor.
Yo no descubrí a mi pareja, pero él me ayudó a que descubriera quién era yo realmente. Al desatar mi pasión, desató mi corazón. Es por eso que lo amo, aunque muchos no puedan entenderlo. Hoy nos une mucho más que esa arrebatada pasión del comienzo. Nos une la libertad de ser y de estar juntos, a pesar de todo.
Hay miradas, caricias, un acompañarnos en cada momento. Y de un modo que nunca creí posible y que nos funde en un estado sublime de total plenitud.
Otro mediodía de domingo y aquí me encuentro nuevamente en “La Continental”, y mientras espero junto a él que nos traigan nuestra Pizzaiola de costumbre, escribo nuestra historia de amor en las servilletas de papel de este lugar que cambiara mi vida para siempre, aquél otro domingo de Septiembre de 2009. Cuánto agradezco a María que nunca haya llegado a escuchar mis débiles y poco creíbles explicaciones de por qué la dejé plantada en al altar. En ese momento no tenía la respuesta. Hoy la sé, y fue Pablo quien me ayudó a descubrirla.
-¿Claudio, te sirvo una?- me pregunta.
-Que sean dos– contesto.
Al fin y al cabo, Pablo siempre me obliga a redoblar la apuesta.
-FIN-
Quiero agradecer a Carlos M. por sus grandiosas ideas y por acompañarme en la realización de esta historia hasta la madrugada, a Gaby Bruno, Fernando Hachard y Nancy Sevilla por sus valiosos aportes y al Chino Albertoni por su opinión de talentoso periodista y escritor.
[1] Variedad de pizza con tomate fresco, muzzarella, ajo, orégano y aceitunas verdes

"amor sin barreras"
“Cuando una sonrisa te salva de naufragio”
Todos me decían que el amor aparecería el día que menos lo esperara, pero un corazón romántico no entendía eso. Vivía de sueños incumplidos, noches vacías y suspiros al aire, sin destino ni dueño. Un día todo cambió. Decidí modificar mi rutina. Había recibido un e-mail que me invitaba a una fiesta de aniversario de una radio y me gustó la idea de salir a un evento para mí inusual. Terminé de trabajar a las diez de la noche. La fiesta empezaba a las once y media y era relativamente cerca, así que fui a comer algo para hacer tiempo y a la hora señalada me acerqué al lugar. No quería ser el primero pero sí tenía ansias de llegar y ubicarme tranquilo.
¡Para mi sorpresa, al entrar noté que efectivamente era uno de los primeros! Observé todo a mi alrededor y parecía bastante bueno. Me senté en unas butacas frente al escenario y miraba de vez en cuando el celu para que nadie se percatara de que estaba solo. ¡Tonto de mí!
De pronto, a mi derecha, cerquita, había alguien también. Por dentro pensé:-¡No soy el único! La gente poco a poco, empezó a aparecer y luego, en un abrir y cerrar de ojos se colmó el espacio de saludos, sonrisas y miradas.
Un organizador del evento se acercó para pedirme mi sitio, argumentando que estaba reservado. Me corrí hacia un lado, viendo pasar al resto de los invitados. Miré hacia mi costado y vi. a ese mismo chico que había fichado antes. Le ofrecí un poco de mi trago. Estaba bastante serio, pero aceptó. Le pregunté su nombre entre el barullo que empezaba a sonar en la fiesta y con una pequeña sonrisa me respondió: -Roli.
La verdad, me sorprendió. Empezamos a charlar y sentí algo me aproximaba más él. Luego empezaron a poner música y lo invité a bailar. Accedió con una sonrisa prometedora. ¡Bailamos sin parar! Admito que estaba cansado, pero me estaba divirtiendo. En un momento él se acercó de una forma tan sensual que no pude frenar esas ganas de besarlo. A mí la timidez me ganaba. Sin embargo, él me robó ese primer beso que me hizo sentir cosquilleos en la panza. Hacía mucho que no experimentaba eso...
¿Qué estaba pasando?
La música hizo que nos uniéramos más, con un abrazo tan hermoso que fue el sello de ese día. Diría que más que un abrazo fue una COMUNIÓN DE ALMAS. ¡No lo podía creer! Me estremeció y tuve la sensación, o la ilusión, de que mis heridas del pasado empezarían a cicatrizar.
Fuimos desayunar y compartimos teléfonos y pensamientos. Me era imposible dejar de mirarlo a los ojos, ¡no podía creer que fuera real!
Caminamos hacia Retiro. Lo acompañé hacia al andén y acordamos encontrarnos nuevamente otro día para seguir conociéndonos. ¡Así fue como eso sucedió al domingo siguiente! Al verlo, casi inmediatamente, le regalé un bocadito junto con la frase:”CUANDO UNA SONRISA TE SALVA DE UN NAUFRAGIO.”
Caminamos mucho, ¡de Retiro hasta Belgrano!, charlamos de nosotros, de nuestras vidas, nuestras familias, reímos y hasta hubo flores de mi parte para él, ya que me hacía sentir que iban a ser bien recibidas. ¡Y así fue!, casi emocionado me dio las gracias.
Continuamos con la relación, yendo al cine, al teatro, a museos y muchos momentos compartidos que consolidan nuestro vínculo.
La verdad hizo que podamos sentir la libertad de seguir estando JUNTOS. Un amor del bueno tengo en mi vida. Esas personas que son únicas y a quienes querés cuidar. Nuestras familias nos apoyan mucho y eso hace que podamos seguir proyectando. ¡NOS COMPROMETIMOS!
Creemos que lo importante es tener con quién compartir tu vida y fundamentalmente el sentirte correspondido. Me siento orgulloso porque tengo a mi lado al ser humano extraordinario que siempre soñé.
¡A todos les digo que el amor existe en mi vida! ¡Desde hace 16 meses lo siento en mi corazón!
Nosotros seguimos en el camino de la vida, que indudablemente es más sencilla cuando es compartida. Crecen las alegrías y disminuyen las tristezas.
TE REAMO RSP, y como te digo ACÁ ESTOY, A TU LADO, SIEMPRE, PORQUE HOY TU SONRISA ME INVITA A NAVEGAR CON VOS!!!
Javi, Capital Federal

"historias de ayer, de hoy y de siempre"
Hola mi nombre es Roberto Broinsky y quería compartir una historia de amor con ustedes, no es mi historia personal, ya que en la mía todo fue color de rosas y no salió para nada de lo esperado.
Esta es la Historia de Amor de mis Padres: Etelvina y Ricardo. Vale la pena remontarse a sus orígenes.
Etelvina nació en Colonia Hinojo, Provincia de Buenos Aires en 1916. Ricardo en la Ciudad de Buenos Aires en 1917. A los dieciséis años Etelvina quedo ciega por un accidente y desde ahí, comenzó una vida llena de dificultades, y acostumbramientos, de oscuridad, de limitaciones. Vivió varios años con su familia, pero cansada de no tener futuro decidió venirse a Buenos Aires, aventurarse a la gran ciudad, con todos los temores que ello significaba, no quería ser una carga para su familia. Así fue que una Señorita de aproximadamente treinta años se aventuro a triunfar en la vida, a no sentirse lástima. Muchos temores invadieron su mente, sobre todo que haría si fracasara. No pensaba en formar una familia porque en su condición sería muy difícil.
Consiguió trabajo en la biblioteca de ciegos y luego en el patronato de ciegos con dos trabajos aun se hacía tiempo para estudiar Sistema Braille y Musicografía (música en sistema Braille, llegando a ser Profesora)
Ricardo por su parte, hijo de inmigrantes, polaco y austriaca, trabajaba en la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires.Un buen día, allá por el año 1952 Ricardo vio a una Señorita que esperaba ser cruzada la calle Hipólito Yrigoyen a la altura de la calle Jujuy, que entonces era angosta, se acerco y le pregunto: “¿Desea que la cruce?“ A lo que Etelvina respondió afirmativamente.
Que día, señor, que día!!! Menos mal que existió ese día, sino no estaría yo contando esta historia de amor. Ricardo cruzó la calle a Etelvina y se retiró, pero ya no dejaría de esperarla a esa hora en ese lugar para cruzarla.
Varios días Ricardo fue al lugar infructuosamente, Etelvina no aparecía, no se bien por qué motivo, Etelvina por varios días no fue a trabajar. Ricardo seguía esperando en la esquina todos los días a la misma hora.
Hasta que por fin llegó el reencuentro… Etelvina volvió a esa esquina y Ricardo estuvo allí para cruzarla y no sólo eso. también le pidió que le permitiera acompañarla hasta la parada del colectivo en la Avenida Rivadavia y Pueyrredón! Y así fueron pasando los días y acompañándola, cruzándola.
La calle fue creciendo el amor inmenso que se tuvieron. No se si vos pensás como yo o no. Pero lo cierto es que cuando nos fijamos en una mujer, en principio el atractivo es físico, y esperamos encontrarnos con un combo completo. Es muy difícil que nos fijemos en una persona con discapacidad, ya que nos complicaría la vida. Yo aún se lo he dicho a mi madre que tal vez yo no me hubiera fijado en una mujer no vidente. Yo creo que eso es lo que hizo aun más grande para mí la figura de mi padre.
A los catorce meses del reencuentro se casaron, era el 14 de enero de 1954, y como fruto de ese amor al año y medio nací yo, el único hijo de esa unión. Fueron pasando los años y Ricardo se convirtió en los ojos de Etelvina, quien conocía sus rasgos y los míos a través de sus manos.
Fueron una pareja normal, con alegrías y tristezas, con altibajos, pero siempre para adelante, creciendo como pareja, necesitándose el uno al otro.
Y así pasaron los años, crecí, me recibí, me casé, les di nietos y disfrutaron una vida plena, hasta que en julio de 1991 Ricardo falleció. Y ahí pareció derrumbarse en mundo sobre mamá, pero estuve yo para apuntalarla y apoyarla.
Hoy Etelvina tiene 93 años, muchos achaques y muchos recuerdos, y muchas veces dice: ”Ay, Ricardo, cuánta falta me hacés!!!” A pesar que hace más de dieciocho años que falleció, ella lo sigue extrañando, y yo pienso que él la está esperando en una esquina del Cielo para volver a cruzarla……….

"la historia de amor"
C y C … una historia de amor.
Era verano de 1973 recién estrenado, un espléndido domingo de sol en que en la familia festejábamos los 9 años de Alejandro, el hijo mayor de mis primos Mary y Cacho, esos primos con los que compartí y aún comparto tantos momentos de mi vida y quienes, a partir de ese día sin saberlo, también se convertirían en la base, en los cimientos diría yo, de lo que hoy es mi vida.
Era cercano el mediodía cuando a la casa de mis primos llegó sorpresivamente Carlos, un compañero de trabajo de Cacho. Venía de jugar un partido de fútbol y recordando la fecha, pasó a saludar al cumpleañero. Recuerdo que yo estaba colaborando en poner la mesa para el almuerzo o una picada previa que estaba preparada. Nos presentaron y a mí, en privado y como al pasar, me hicieron algún comentario sobre él, entre ellos, que hacía unos meses había roto un prolongado noviazgo. Después no recuerdo más, salvo que al día siguiente, 24 de diciembre, Cacho me comentó que su compañero le había pedido mi número de teléfono. Pasaron algunos días y en la madrugada del 1º de enero, Carlos llamó a mi casa. Tuvimos una larga y amena charla, nos contamos de nuestras próximas vacaciones en que ambos iríamos a la playa, él a Miramar y yo a Mar del Plata, y acordamos en encontrarnos a nuestro regreso, si mal no recuerdo el 13 de enero.
A ese encuentro sucedieron otros, donde fuimos conociéndonos casi diría “tranquilamente”.
Por entonces yo tenía 23 años y ningún apuro en iniciar un noviazgo. Me sentía bien como estaba hasta ese momento: trabajaba, salía con amigas, a veces íbamos a bailar, conocía chicos con uno de los cuales tuve un enamoramiento que para mi tierno corazón de entonces, significó lágrimas y tristeza cuando todo terminó.
Yo no imaginaba lo que sucedería en mi vida al conocer a Carlos. Encontré en él a una persona madura, responsable, bien ubicada en todo sentido, con agradables e inteligentes pizcas de buen humor que lo diferenciaban de los chicos con los que hasta ese momento había tratado. Su personalidad comenzó a atraerme cada vez más permitiéndome descubrir al Hombre con todas las letras que es y fue así que casi sin darme cuenta me enamoré de él.
El 16 de febrero iniciamos nuestro noviazgo que duró l año, 10 meses y 10 días, al cabo del cual nos casamos hace ya 34 años.
La vida, como a todos, nos presentó y presenta diversas situaciones, tuvimos nuestras crisis, nuestros encuentros y desencuentros, nuestros enojos, discusiones, terapias pero también nuestros buenos momentos y alegrías y la inmensa felicidad de formar la familia que habíamos planeado, con nuestros hijos Gabriela y Pablo y hoy ampliada con Sofía y Micaela, nuestras dos hermosas nietas mellizas.
Quizás esta historia de amor relatada así, pueda parecer muy sencilla y común pero para mí, significa un proyecto de vida que me hace feliz si hago un balance de lo vivido hasta ahora, un proyecto que me convirtió en mujer, en madre, en esposa que hoy agradece infinitamente a Dios por todo lo recibido a partir de conocer a Carlos, el hombre al que amo, el que todavía me enternece y me estremece, el que con su amor me hace sentir acompañada en todo momento y circunstancias, sobretodo en la ardua tarea de llevar adelante un matrimonio que tantas cosas nos dió a lo largo de estos años haciéndonos crecer como pareja.
Con esta breve historia quiero homenajear al Amor, ese sentimiento tan noble que de pronto llega a nuestra vida de diferentes maneras, a través de diversos seres (padres, hermanos, amigos, novios, esposos, hijos) y que siempre nos ocupa el corazón haciéndolo latir con fuerza y dándonos una razón valedera para vivir.

"la historia de amor"
Me llamo Sandra, tengo 45 años, y mi historia con Claudio podría tranquilamente formar parte de una novela, cuya historia aún continúa, pero que más de uno diría: pasa eso porque es una novela, ja.ja.
Hace 11 años, yo casada, con 3 hijas, él en convivencia, con una hija de un anterior matrimonio, con nuestras respectivas parejas al borde de un final preanunciado, nos conocimos en un bar de teatro dónde concurrían nuestras respectivas hijas en ese momento. Me pidió que le cuide un maletín mientras él iba al baño, excusa perfecta y obvia para empezar a hablar, y cuando volvió, mi hija menor se lo tiró al piso y se desparramaron todos sus papeles. Así comenzó nuestra historia. Durante ese año, tomamos cafecitos y más cafecitos en ese bar de teatro, sabiendo que nos moríamos uno por el otro, pero sin definir nuestras vidas en lo personal. Pasó más de un año, y no volvimos a vernos, por pedido mío, ya que esa situación ya me estaba perturbando y no lográbamos estar juntos. Obviamente nadie estaba enterado de esto, salvo nosotros dos. Fue muy duro, pero así fue.
Cada tanto él me llamaba para ver cómo estaba, o mejor dicho, para ver si ya estaba sola.
Pasaron 7 años de aquella separación, y de repente, recibo un mensaje de voz en mi celular que decía: soy Claudio, llamáme, y me dejaba el número. Mi situación ya era otra. Había comenzado mis trámites de divorcio, mi marido aún vivía en mi casa, pero ya estaba todo cerrado.
Tomé fuerzas y lo llamé, y luego de 7 años escucho del otro lado: ya estoy solo, y te sigo esperando. Arreglamos para tomar un café y desde ese día no volvimos a separarnos.
Luego de muchas idas y vueltas, hoy hace casi 4 años que estamos juntos, y casi 3 que convivimos junto a mis 3 hijas y su hija viene los fines de semana(4 adolescentes!!!!!).
Puedo contarles que soy feliz, que estoy profundamente enamorada, y que las novelas no pueden superar las verdaderas historias de amor.
Este es un homenaje a vos amor, que gracias a tu lucha y perseverancia, hoy estamos juntos.
Te amo con toda mi alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario